miércoles, 26 de septiembre de 2012

Una teoría de la relatividad


Esta mañana, al entrar al salón después de ducharme, mi niño Samuel me ha saludado: “¡Mira, papá!”, me ha dicho, mientras me miraba sonriente con una careta de Albert Einstein.


Ese pequeño gesto, esa sonrisa ha producido un enlace neuronal en mi cerebro que me ha llevado a pensar en la palabra relatividad. Todo en esta vida es relativo. Hay que relativizar…