lunes, 9 de enero de 2012

Esos ruines

Este fin de semana me he decidido a compartir aquí cuatro líneas que siempre he tenido en la cabeza y nunca he escrito porque sus destinatarios me dan tanto asco que prefiero no nombrarles. Me refiero a eta (lo escribo siempre con minúsculas).

Esta banda de animales se ha dedicado durante toda mi vida a matar a personas inocentes. No me importan sus motivos, sus discursos pequeños y separatistas, su estrechez de miras ni su egoísmo. No me importa nada que tenga que ver con ellos...

… Lo único que me importa, digo, es que esos animales han matado personas indiscriminadamente. Niños que podían ser mis hijos. Jóvenes que podían ser mis hermanas o mi mujer. Mayores que podían ser mis padres o mis abuelos. O mis amigos. O los tuyos.

No quiero que se hable de diálogo. No quiero darles nada. No quiero que se hable de conflicto. No quiero que mezclen sus muertos con los nuestros. No hace falta paz donde no hay guerra. Lo que hace falta es libertad, y que acabe el terror. Que pidan perdón a las víctimas, que anuncien de manera clara y tajante su disolución (que no lo han hecho todavía, que no se equivoque nadie) y que se borren del mapa, porque de nuestro recuerdo y nuestro rencor, por desgracia, no se borrarán nunca.

1 comentario:

  1. Cierto. Añadiría que siempre hay fanáticos dispuestos a matar por cualquier ideal, suelen ser reclutados en la adolescencia, incluso en la niñez, por quienes son igual o más culpables que ellos, los manipuladores de mentes, que no ejecutan directamente, pero que ordenan. Y no deberían escapar a la justicia.

    ResponderEliminar