Después
de más de 35 años de democracia, tan ilusionante para mis padres cuando votaron
la primera vez, y tan corrompida poco a poco por los dos partidos viejos que me
da vergüenza explicársela a mis hijos, llegamos a mayo de 2014 con el PP y el
PSOE derrotados. Lo único que falta es que el gigante de los pies de barro
termine de estrellarse contra el piso, está tardando porque cae de bien arriba.
Cualquiera
que vea, escuche o lea los medios de comunicación masivos del establishment
tendrá la percepción contraria: solamente parecen existir el PP y el PSOE,
aunque se
presentan 41 partidos a las Elecciones Europeas de 2014. Incluso en las
últimas encuestas (ya sea El
País o el ABC)
ambos partidos viejos parecen mejorar en intención de voto... Éste es precisamente
uno de los signos más claros de que ya han perdido: un ataque propagandístico a
la desesperada para intentar borrar de la mente ciudadana esa necesidad de
regeneración democrática que afloró otro mayo, hace tres años, en la Puerta del
Sol de Madrid.