lunes, 16 de noviembre de 2015

Impotencia

Estás delante de una pantalla, pulsando el botón de refrescar continuamente. Deseas que de repente ante tus ojos aparezca por arte de magia el porqué. Por qué de repente el edificio en el que te has cobijado toda tu vida, tan calentita, tan a salvo, se tambalea en sus cimientos.

Y no vas a encontrar ahí la respuesta. Porque sin darte cuenta vives en la burbuja de la “civilización occidental”, así la llamáis desde el pedestal de la autocomplacencia: una burbuja de dinero de plástico y datos virtuales y artificiales que ha sido tu hogar desde que naciste. Y esa burbuja no te va a contestar, porque es impermeable a todo lo que no se adapta a su tensión superficial de vacuidad e hipocresía.

Pero es una burbuja frágil. En el fondo siempre lo has sabido pero no querías admitirlo. Y está a punto de romperse: es la hora de sentir el frío que hace fuera.

Fuera hay gente que se arrastra, que se muere de hambre, que es esclava de regímenes inhumanos que tu burbuja alimentó, a la vez que se alimentaba de las injusticias que ella misma provocaba en esos despojos que quedaban tan abajo. Gente desesperada capaz de todo porque no tenía nada. Tan capaz de todo que algunos incluso se convirtieron en monstruos.

La burbuja ha crecido tanto que ahora está al alcance de esos monstruos. Monstruos que nada más tienen que extender sus garras y…