miércoles, 29 de febrero de 2012

Estado de Derecho. La culpa es nuestra

Hoy voy a empezar contándoos una desagradable experiencia personal. El viernes pasado, mi abuela, de 92 años, abrió la puerta a (según sus palabras) “un chico muy majo, como tú, bien vestido y todo”, que se le presentó como un trabajador de la compañía eléctrica. Esta persona le contó una historia llena de tecnicismos, de cables, de comprobaciones remotas, que concluía amenazando a mi pobre abuela con cortarle la luz si no le pagaba en ese momento 400 euros. La mujer le contestó que sólo tenía 200 en casa. Y el elemento en cuestión, tras desplumarla y requerirla para que tuviera preparados los otros 200 euros preparados el lunes, con las mismas se fue.

-          La culpa es suya, por confiada.

Conozco otras personas mayores, trabajadores de toda la vida, que, por seguir los consejos de un conocido muy experto en cuestiones de dinero, invirtieron sus ahorros de toda la vida, unos veinticinco millones de las antiguas pesetas, en los sellos de AFINSA. Hoy siguen con la esperanza de que los papeles que rellenaron hace más de cinco años les sirvan para ver algún duro.

-          La culpa es suya. ¿A quién se le ocurre gastarse todo su dinero en sellos?

El número de desahucios en España crece y crece cada año. Muchas personas se iniciaron en el mercado inmobiliario en esos felices años en los que la burbuja, pared de oro por fuera y mierda por dentro, levitaba ingrávida sobre nuestras cabezas. Firmaron un contrato que no entendían, azuzados por los malvados mercados. Hoy no pueden pagar una casa que entonces veían como un sueño hecho realidad.

-          La culpa es suya. Quisieron ser lo que no eran. Y jugaron a un juego cuyas reglas no conocían.

No, señores. En estas historias, y en todas las que se os estén pasando por la cabeza, hay buenos y malos. Y todos podríamos clasificarlos. Si no lo hacemos, la culpa es nuestra.

Pero sobre todo, si alguien tiene el deber de defender nuestras libertades, si algún artificio humano debería tener potestad para evitar estas injusticias, es nuestro querido Estado de Derecho.

Estado de Derecho es, según Wikipedia, aquel Estado dentro del cual se presenta una situación en la que su poder y actividad se encuentran reguladas y controladas por el Derecho; donde la esfera de derechos individuales es respetada gracias a la existencia de un sistema de frenos y contrapesos que permite un adecuado ejercicio del poder público.

Miremos a nuestro alrededor. ¿Seguimos viviendo en un Estado de Derecho? ¿O es otra burbuja de oro por fuera y mierda por dentro que tenemos frente a nuestros ojos obligándonos a seguir, como los parches del burro, la senda marcada? Amigos. Parafraseando a Torrente, ese espejo grotesco de la realidad. La culpa es del Estado de Derecho, que nos viste como putas.

El Derecho. La Justicia. La dama independiente que no mira cuando usa su balanza. Merece la pena traer a colación la entrevista con D. José María Mena que @jordievole nos regaló el domingo pasado. Aquí os dejo los últimos seis minutos. No os los perdáis.

-          ¿Qué consigue un juez llevándose bien con el poder?
-       Nada. Todo el mundo cuando hace algo espera una retribución. La retribución parte del sueldo (a la gente honrada) más la retribución moral de pensar “Oye, pues qué guapo soy y qué bien lo hago”. Algunos, a lo más que hemos llegado, es, a vernos en el espejo por las mañanas y pensar que no eres un hijo puta, pues ya vale. No mucho más. Ésa es la retribución psicológica. Y hay otros que para estar satisfechos tienen que pensar que ese quinto poder les está diciendo eso todas las mañanas. Y eso es lo que les gusta, lo que les da gustirrinín.
-          O sea, que hay buenos y malos…
-          Siempre hay buenos y malos. Lo que pasa es que todos pensamos que los malos son los otros. Que a su vez piensan que los malos somos nosotros.
-          Y ni una cosa ni la otra…
-          Yo creo que todos somos una medianía… Aunque hay algún cabrón con pintas.







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