En
estos momentos vuelve a estar encima de la mesa una iniciativa que pide correr:
incrementar
la velocidad máxima a 140 km/h en las autopistas de peaje. El objetivo no
tiene que ver nada con la técnica, ni con la seguridad vial, sino que se trata, nos dicen
sin rubor, de aumentar la utilización (y con ella, los beneficios) de unas vías
que “la crisis ha convertido en deficitarias”.
Detrás
de ella están los intereses de algunos poderes fácticos habituales en el
establishment: no sólo el sector de las concesionarias de autopistas de peaje
(lobby que conocemos bien en la profesión), en este caso también aparecen el
sector petrolero y el de la automoción.
La
puesta en escena ha sido muy teatral:
- El Partido Popular,
a través del primer diputado parapléjico de la democracia tras un
accidente de tráfico, presenta una Proposición No de Ley en la Comisión de
Seguridad Vial. Mensaje transmitido: “No
puede ser peligroso cuando la presenta un parapléjico que, desde su
silla de ruedas afirma que es un accidentado y que conoce bien la
situación”.
- La máquina
mediática empieza a transmitir el mensaje a los espectadores, perfumado
con consejos
publicitarios del tipo: “Nueve
de cada diez conductores respalda ampliar a 140 el límite de velocidad”
(imaginen cuál hubiera sido el resultado si en vez de haberse realizado la
encuesta en la web coches.net se hubiera preguntado entre
las víctimas de accidentes).
- La ministra de
Fomento indica que estudiará la propuesta junto con el ministro de
Interior (que no
es la primera vez que lanza una sonda sobre el tema).
No.
No me refiero hoy al artificio perpetuo del PPSOE para regalar el dinero de los
ciudadanos a las concesionarias, como lleva haciendo décadas. Eso lo dejaremos
para otro día.
Me
refiero a lo siguiente: “Pastor ha
reconocido que la medida se está estudiando y que cualquier decisión se llevará
a cabo garantizando la seguridad vial”.
Martin
Luther King decía:
“No me preocupa el grito de los
violentos, de los corruptos,
de los deshonestos, de los sin ética.
Lo que más me preocupa es el silencio
de los buenos”.
Por
desgracia para el establishment, aquello que preocupaba a Martin Luther King
está tocando a su fin: cada vez somos más los ciudadanos concienciados en
colaborar en la regeneración de nuestra democracia (eso que yo llamo “Pinturas
de guerra”).
Hoy
les presento a Pablo Pérez de Villar. Por encima de todo Pablo es un gran
compañero. Pero profesionalmente, Pablo es Jefe de Servicio en la Unidad de
Coordinación de Seguridad Vial de la Dirección General de Carreteras del
Ministerio de Fomento. Además, representa al Reino de España en el Comité
Técnico “Políticas Nacionales y Programas
de Seguridad Vial” de la Asociación Mundial de la Carretera (PIARC). Para
terminar de introducirle, diré que Pablo no es político, alto cargo ni asesor.
Sino
que es uno de los técnicos máximos responsables en
Seguridad Vial dentro del Ministerio de Fomento, y ocupa su
plaza por concurso, y no por libre designación.
(frase actualizada el 4/12/2012).
(frase actualizada el 4/12/2012).
Con
ustedes, su opinión experta sobre el aumento de velocidad en autopistas de
peaje.
Los 140 km/h. Algunas consideraciones
sobre el aumento de la accidentalidad.
Parece
ser que el Gobierno se está planteando seriamente incrementar el límite
genérico de velocidad máxima permitida en autopistas. Esta situación no es
nueva. De hecho, cada vez que cambian los decisores este tema vuelve a ponerse
sobre la mesa por parte de las concesionarias de autopistas de peaje o del
sector de la automoción. Ambos tienen claros intereses en que prospere ya que
con ello aumentarían sus beneficios. Por su parte, el político no la ve con
malos ojos, pues los ciudadanos no perciben que la limitación de velocidad sea
algo bueno para ellos; es más para muchos la medida sería bien acogida, al
interpretarla como un aumento de su libertad.
Sin
embargo, tampoco es nuevo que para el conjunto de la sociedad es mejor que no
se aumenten los límites a pesar de que no se perciba como un riesgo. La
percepción es subjetiva y en el caso de la velocidad se ha demostrado que
cuanto más aumenta ésta, menos consciente del peligro real es el conductor
(Tarko, A.; 2009). Es más, los especialistas en la materia no sólo no son
proclives al aumento de los límites, sino que recomiendan potenciar los
esfuerzos divulgativos para que se conozca la peligrosidad que tienen los
excesos de velocidad (Montoro, L et al; 2010).
Lo
que es objetivo es que el aumento de la velocidad implica una mayor energía en
movimiento y una menor capacidad de reacción ante incidentes en la carretera, a
la vez que aumenta la distancia de parada. Esto lleva aparejado un mayor riesgo
de siniestralidad y un agravamiento de sus consecuencias (Aarts y Van Schagen;
2005). Es más, varios estudios científicos coinciden en que un aumento de 8
km/h en la velocidad media incrementa la accidentalidad mortal alrededor de un
30% en carreteras en las que la velocidad media de partida es 120 km/h; y si la
velocidad media inicial es inferior, el incremento de la accidentalidad mortal
es aún mayor (Elvik, R.; 2009. Harkey, D.L. et al; 2008. Nilsson, G.; 2004); En
este sentido, los ejemplos de países que han modificado los límites demuestran
que un aumento del límite de velocidad produce un incremento de los accidentes
y de las víctimas (DGT, 2011).
¿Compensarían
los ahorros de tiempo el incremento del consumo inducido de combustible y de
accidentalidad? En cuanto al gasto energético parece que no (Illich, I. 1974) y
respecto a la accidentalidad menos aún, si se tiene en cuenta que la sociedad
española está dispuesta a pagar 1.400.000 € por evitar una víctima mortal en
carretera, 219.000 € por prevenir un herido grave y 6.100 € por impedir que se
produzca un herido leve (Abellán, J.M. et al; 2011).
¿Estaría
al menos la medida en línea con la política internacional en la materia?
Tampoco, pues Naciones Unidas ha declarado al período 2010-2020 como la “década
de acción en seguridad vial” proponiéndose reducir a la mitad los fallecidos
por accidentes de tráfico en dicho plazo. Por su parte, la Unión Europea
pretende de aquí a 2050, aproximarse al objetivo de «cero muertes» en el
transporte por carretera y también se ha fijado la meta de reducir a la mitad
las víctimas de la carretera para 2020. A este respecto, la Comisión Europea ha
afirmado oficialmente que está claro que reducir la velocidad es un modo
extremadamente efectivo para rebajar, no sólo el consumo de combustible, sino
también el riesgo de accidentalidad.
Por
tanto, aumentar el límite máximo de velocidad en carretera sería una medida que
no beneficiaría al interés general ya que los ahorros de coste en tiempo no
compensarían los incrementos de gasto en combustible y, sobre todo, no
compensarían los costes del aumento de accidentalidad. Además, la medida iría
en contra de la política europea de transportes que se ha fijado como meta que
el número total de víctimas mortales por siniestros de circulación en el
conjunto de carreteras de la Unión Europea en 2020 se haya reducido un 50% con
respecto a la cifra de 2010. En este sentido, antes de tomar cualquier decisión
hay que tener muy presenta que todavía fallecen en España más de 2000 personas
al año por siniestro de circulación, siendo la velocidad inadecuada uno de los
principales factores concurrentes.
Pablo Pérez de Villar Cruz,
Noviembre de 2012
Gracias a Dios por fin publicada la opinión de expertos, (no-políticos, no-altos-ex-altos-cargos, no-designados-a-dedo). Gracias!!, pero ¿se tendrá en cuenta?...
ResponderEliminarMadrededion, una opinión fundamentada emitida por alguien con experiencia metido en un puesto de responsabildiad de la Administración...
ResponderEliminarAlgo tan anormal hoy en día que me emociona. Creo que voy a llorar...
La propuesta no es solo subir la velocidad en las autopistas de peaje, también es reducirla en las carreteras convencionales. Los accidentes mayoritariamente se producen en esta últimas y en mucha menor medida en las autovias. En las de peaje es solo anecdotica la cifra. El verdadero problema no está en la limitacion de velocidad en las vias, sino en las posibilidades de velocidad de los vehículos. La inmensa mayoría de los vehículos que circulan superan con creces los 140 o 150 km/h de velocidad máxima, sin problema mecánico alguno.
ResponderEliminarSi se desea limitar la velocidad de verdad en las vias hay que limitar la potencia en los vehículos, es decir establecer limitadores de velocidad en los motores, cosa muy facil hoy dia y baratisima.
No tiene sentido permitir la compra de un vehículo que puede circular a 180 o 200 km/h, cuando la velocidad máxima es 120. Poner limitadores es mas facil y barato que poner señales de limitación en las vias aunque luego se compense con sancionar a los que las sobrepasen.
Hay que hablar de todo. Insisto la propuesta es doble bajar la velocidad en unas vias y aumentarla en otras.Las autopistas presentan muy pocos siniestros.
Esta es la "anécdota" de los accidentes en las autopistas de peaje en 2010: 1.400 accidentes que produjeron 77 muertos, 231 heridos graves y 2.035 heridos leves.
ResponderEliminarY una cosa más, ¿Por qué solamente 140 km/h en las autopistas de peaje? Las modernas autovías tienen el mismo trazado que las autopistas (aplican la misma norma de trazado). Es que casi ni se molestan en disimilar, se les ve el plumero a la legua: por mi autopista a 140 km/h, por la nacional paralela se baja la velocidad de 100 km/h a 80 km/h, y así a intentar compensar la caída de tráfico que sufren las Abertis y compañía (este año de un 10 % que se suma al del año pasado). Poderoso cabellero es don dinero, quien paga manda.
No hay que verlo unicamente desde el punto de vista comercial o de intereses partidistas. La lógica es la lógica, en una via con un firme magnifico, lisa como la palma de la mano, sin apenas tráfico y usando vehículos modernos y seguros, ¿por que no aumentar el límite de velocidad? ¿Para que no se beneficie una empresa? No hay que ser tan simplista por favor.
ResponderEliminarLos vehiculos actuales salen de los concesionarios con una potencia y una velocidad máxima imposible de usar, ¿por que no se limita esa velocidad y esa potencia? ¿Alguien se puede creer que el límite de velocidad que se fija en las señales de tráfico se cumple?, no la cumple casi nadie, solo en las proximidades de los radares.
Si hay que limitar la velocidad máxima no lo dejes en manos del conductor, limitala ya desde el momento que se fabrica el vehículo, caso contrario estamos permitiendo la posible infracción para luego poder sancionarla.
Las decisiones o ideas de los politicos siempre tienen un fin y evidentemente no es el bien comun. En este caso, como en casi todos, solo hay que pensar mal y acertarás. La pregunta es para quien trabaja el politico, ¿Para los ciudadanos? la respuesta es NO. ¿Quizas para alguna empresa donde hay algun amigo o ex-politico que es agradecido? MMmmmm...
ResponderEliminarJoaquín: muy buen consejo.
ResponderEliminarEste comentario tuyo tan bonito me ha recordado algo que en la conducción, como en la vida, procuro tener siempre muy presente: olvidarme de esa frase que dice "Que mal conducen todos menos yo".
Un abrazo.