miércoles, 16 de noviembre de 2011

Carta a Carlos Martínez Gorriarán (junio de 2011)

Querido Carlos.

Te escribo en esta entrada, que veo relacionada con nuestros intercambios de opinión en twitter, por si tienes un rato y me contestas. Aquí tenemos unos pocos más caracteres para usar.

Tampoco quiero extenderme mucho. Del movimiento 15M, entiendo que ha tenido errores, como cualquier empresa humana. Pero acéptame que es un movimiento maravillosamente romántico, que ha sacado a la luz la bonhomía de muchas personas (ejemplo encantador, en el blog de Enrique Dans).

Acepto que haya opiniones diferentes, como la tuya, que busquen alcanzar similares objetivos desde un campo de juego más parlamentario (no quiero decir más demócrata por razones obvias). No buscaba aquí entrar a aportar razones de por qué sí o por qué no el 15M, pero siento la necesidad de aprovechar la sinergia creada para canalizar el consenso de mínimos en propuestas concretas.

Ese consenso de mínimos tan repetido estos días (una nueva ley electoral; políticos transparentes, preparados y no corruptos; separación efectiva de poderes; y controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política) seguro que a ti, miembro fundador de esa estrella de esperanza para muchos de nosotros que se llama UPyD, te suenan bastante. Lleváis años trabajando en ello.

...Y yo llevo años siguiéndoos ilusionado, esperando el día que decidáis mostrar a todo el país que la necesidad infinita de cambiar la Ley Electoral la compartimos millones. Desde el Congreso nos han toreado: aceptaron crear una comisión (qué irónico, una “comisión”) para la reforma de la ley (aprovechando el adagio "contra el sí no se puede luchar") para luego cerrarla el año pasado con razonamientos burlescos y a la sombra de los medios de comunicación. De acuerdo que UPyD crecemos, pero... ¿será suficiente? ¿Será un crecimiento tan exponencial como para desenroscar esa pescadilla que se muerde la cola (ley electoral – ley orgánica – no permite iniciativa legislativa popular – sólo se puede modificar con el consentimiento de PPSOE – no se modifica la ley electoral)?... Ya me gustaría a mí que así fuera.

Pero el 15M ha abierto un escenario diferente. Muchos ciudadanos, hasta ahora callados, han decidido comenzar a hablar. Más bien a clamar… Se podría comparar con ese mecanismo de la Iglesia Católica de elegir Papa bien por cónclave, bien por aclamación popular.

Entonces: ¿Por qué no aprovecharlo? ¿Por qué no aunar las fuerzas – las firmas – de todos los ciudadanos en torno a una propuesta razonada de modificación de la Ley Electoral? Ése cambio es el mínimo en el que estamos todos de acuerdo, y del que debemos partir para regenerar la democracia.

Acabo con otro adagio: “La unión hace la fuerza”, y con un cariñoso saludo para una de las personas a las que debo mi renaciente interés por la política. Carlos, te agradecería que me contestases a las preguntas que te planteo. Igual tras esa respuesta veo las cosas de otro color. Aunque el Rosa-Magenta me encanta.

Un abrazo,


Manuel de Lucas

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