Hoy me lo ha dicho un bloojero, que es muy sabio. Pero yo, que no soy tan sabio, pero que sé de mí bastante, ya me había dado cuenta.
Siento el cuerpo más cansado y lento. A veces soy muy serio y grave, sin que la circunstancia lo requiera. Me preocupa la política, pero no tanto como para tomar partido y mojarme. Dedico horas de mi tiempo libre a trabajar. No encuentro un rato para hacer deporte.
Mi vida es la República Independiente de Mi Casa. Mi objetivo, que no se apaguen tres sonrisas, y tampoco las demás. Mi película favorita es Gigante, aquélla que estuvo grabada tantos años en casa de mis padres y que nunca vi.
Veo las cosas desde el prisma del mundo que les vamos a dejar a ellos. Planifico las cosas, miro la predicción del hombre del tiempo (mejor si es mujer, y jovencita), me molesta el desorden y estoy cansado cuando acaba el fin de semana.
Soy escéptico con el género humano. Creo que en sociedad somos manada, y perdemos la racionalidad. No sólo me indigna, sino que me cabrea que la gente joven hable de izquierdas y derechas, mientras cambia de canal de gran hermano a sálvame, sin darse cuenta de que quienes controlan su existencia son otros peces más gordos.
Tengo una mezcla de miedo y curiosidad por lo que vendrá. Me he vuelto catastrofista y noto cómo a veces la gente me mira pensando que digo chorradas. Me sigue gustando el fútbol.
Noto que mi personaje tiene más puntos de experiencia, y me siento orgulloso de que ese tesoro acumulado con el paso de los años haga más fuerte mi determinación de vivir mi vida a mi manera. Mi familia, mis amigos, mi gente sigue ahí, fiel, velando armas. Tengo todo lo que quería tener cuando era más joven y viajaba en sucios trenes que iban hacia el norte.
Me estoy haciendo mayor, y lo jodido es que me gusta.
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